Aunque de modo lento y a veces dubitativa, la arquitectura popular de las casas (viviendas que cobijaban personas y animales) ha sufrido una considerable evolución. Desde el Catastro del Marqués de la Ensenada en 1752 hasta los primeros lustros del siglo XX, tenemos numerosos ejemplos de un tipo de casa familiar generalmente de planta baja en forma de L que tenía delante de la única puerta de entrada un alpende o cobertizo y además varios arrimos adicionales para animales domésticos. Un segundo momento de la evolución del canon o modelo de la casa familiar se ubica entre 1910 a 1940, período en que hay más medios económicos provenientes de la emigración a América y se va consolidando un modelo de casa amplia con planta baja y primera planta, con espacio separado en los bajos para cocina familiar y cuadras de animales, con ventanas dubitativas entre pequeñas tradicionales y nuevas de mayor tamaño, con pocos arrimos y más edificios de servicios separados. Y, terminada la guerra civil y un pequeño despegue económico de los últimos anos de 1940 y década de 1950, el modelo de la casa familiar “as catro augas” llega a su madurez: un patio central de lado a lado divide definitivamente la cocina de las cuadras, las ventanas son grandes, las solanas se sustituyen por largas balconadas, se construye con granito y cachotería y el techo sigue siendo de pizarra, pero de mejor calidad. Las fotos que reproducimos son de casas de esa época y ahora ya rehabilitadas en los últimos años del pasado siglo y el amanecer del actual.
A partir de 1960 se ha comenzado a utilizar el cemento y el ladrillo como materiales de construcción, a veces de mala calidad, y se ha comenzado a construír grandes cuadras separadas de la vivienda familiar. Y los tipos de viviendas se han multiplicado, con mayor o menor acierto, copiando modelos de chalets urbanos o de países donde muchos han estado como emigrantes.
Los hórreos son unha construcción hecha de modo específico para guardar, ventilar y madurar las espigas del maíz. Con la llegada desde América y generalización del maíz como materia prima para alimentación de personas y animales domésticos, se comenzaron a construir los hórreos; primero de forma humilde con varas de roble y mimbre, y luego de cantería, con barrotes de madera y numerosos remates conforme a la imaginación del propietario o de los canteros que los contruyeron.